
Estudio abierto
La arquitectura moderna no es un estilo, si no una actitud
Marcel Breuer
El trabajo de Alcalá es autobiográfico [1], en éste, hay una narración de caracter nostálgico por su manera de entender y aproximarse al mundo desde su infancia, su inquietud de habitarlo, conocerlo y recorrerlo lo llevó a una exploración formal de su contexto inmediato, Piedras Negras, Coahuila. Las relaciones geográficas y de paisaje urbano entre la frontera de México – EUA dieron pie a entender y reflexionar sobre determinadas tipologías arquitectónicas; el material, la forma, el contexto, el contenido y el contenedor, así como la propia historia de cada una de ellas, dicho esto, y con base en los intereses a posteriori profesionales y como cuerpo de trabajo, llevaron a Alcalá a un encuentro de corte mesiánico con el movimiento moderno en la arquitectura; su discurso, sus características, sus autores, y la libre libertad de manifestación creadora, sedujeron a Alcalá para indagar en él.
Alcalá y su cuerpo de obra transita entre las relaciones formales de arquitectura y escultura, un encuentro maravilloso, un acercamiento cristalizador a la idea de expandir dichas disciplinas de corte tridimensional, habitable y tangible, misma expansión que, a partir del dibujo, el cual aprendió desde muy temprana edad, lo acercó de manera inconsciente a la idea de exploración de una tábula rasa y que ha permitido entender en él lo ideográfico, de cuestionar e incentivar dicho medio y sus vínculos con el papel y la fotografía intervenida, con base en ello generar un proceso de investigación que definirá una serie de piezas icónicas en el basto territorio nacional, de autores que “concretaron” un rumbo sui géneris en el quehacer de un México lleno de posibilidades; el racionalismo absoluto de Mario Pani, lo vernáculo y lo moderno de Luis Barragán, el funcionalismo y lo monumental de Pedro Ramírez Vázquez, el estructuralismo plástico de Félix Candela y la arquitectura emocional de Mathias Goeritz, entre otros, son el detonante que, simbólicamente alcalá explora a partir de la forma moderna, y sobre todo de un material noble, moldeable y que ha sido base para la edificación del México de época, en el que la utopía salió del sueño y desplegó sus alas hacia la libertad; el concreto.
Por medio del dibujo como base inicial del proceso creativo, cortes directos en el papel sobre el perímetro e interior del mismo, Alcalá explora las posibilidades infinitas de dichas disciplinas y la reinterpretación de objetos emplazados en el espacio público, una suerte de retícula dramática y expresionista, por medio de la aglomeración de determinados ejercicios exploratorios.
Otro punto a considerar es el archivo físico y especializado; revistas, libros, hemerografía y demás, son el complemento que da fuerza a la parte teórica de su producción — considerando que, el diseño editorial de dichas publicaciones es espectaculr y con referencias claras y notables en la estética Bauhaus –, misma que Alcalña, de manera honesta y con una perspectiva multidisciplinaria en el acto creativo, exterioriza un momento clave en la producción arquitectónica y escultórica del México de ayer, traslada y enfatizando aún su potencial de reacción ante un comienxo de siglo carente ya de ciertos valores que el movimiento moderno dió en su marco cronológico, latente y vibrante hasta nuestro hoy y ahora, en el cual Alcalá mira, explora y revela el acto moderno a partir de una búsqueda contemporánea.
– Christian del Castillo –
[1] Mi obra es autobiográfica, como ciertamente lo señaló Emilio Ambas en el texto del libro que publicó sobre mi arquitectura en el Museo de Arte Moderno de Nueva York. en mi trabajo subyacen los recuerdos del rancho de mi padre donde pasé años de mi niñez y adolescencia, y en mi obra siempre alienta intento de transportar al mundo contemporáneo la magia de esas lejanas añoranzas tan colmadas de nostalgia.
Fragmento del discurso de Luis Barragán en la ceremonia de concesión del Premio Pritzker, Dumbarton Oaks, Washington D.C., junio 3, 1980.








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