
Bilis Negra
Sobre la transfiguración plástica; del archivo clínico hacia el retrato pictórico y el relato.
Toda enfermedad requiere un término para ser nombrada, un nombre que afecte al cuerpo y lo redefina. Ángela Leyva construye un gabinete de curiosidades explorando una estética casi insospechada, que parece apenas asomarse, manteniéndose oculta. El proyecto reposa en el concepto de una de las cuatro disposiciones de ánimo, parte de la teoría Hipocrática de los humores que afectan al cuerpo humano: la Bilis Negra. Este humor se relaciona directamente con la melancolía, aquella que, atrapada en un pasado dudoso, soba y repasa las imágenes de “lo que fue”, una mirada que no mira más, sin embargo, desgasta.
Tomando esta referencia, Ángela construye retratos y relatos, los cuales surgen de la reinterpretación e investigación de transfigurar el rostro y construir la historia del contenido de un archivo clínico perteneciente al Dr. Leyva, padre de la artista. A partir de este archivo, que consta del registro fotográfico de distintos pacientes, en su mayoría niños que presentan alteraciones congénitas en sus rasgos, la autora realiza retratos bajo los que construye diagnósticos y ficciones médicas que detonan imaginarios alrededor de cada una de las obras; empleando al individuo y sus particularidades como fuente inagotable de investigación.
Cabe resaltar que para hacer uso de esta información se establecieron dos condiciones:
1) No evidenciar al paciente mostrando su identidad
2) No tener acceso al historial clínico de ninguno de los pacientes.
Estas consideraciones llevaron a Ángela a trabajar con la pintura, para a través de ella apropiarse de aquellos rostros e historias por medio de la transfiguración; donde el proceso formal capta la esencia del individuo en el soporte, continuando su existencia en una bidimensionalidad paciente, en espera de su relato y posible diagnóstico.







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