Era lo más fallido sobre el suelo en colaboración con La Pared

Bajo el título Era más lo fallido sobre el suelo[1] Andrés Felipe Gallo presentó al público el resultado de su residencia. Durante su estancia Gallo se interesó en los sismos que han modificado la vida social en la Ciudad de México, en particular dos recientes: el del 19 de septiembre del 1985 y el del 19 de septiembre del 2017. El joven artista colombiano se documentó y recuperó representaciones sobre temblores en este país correspondientes a las épocas precolombina, colonial y contemporánea.

Con base en una representación pictográfica mexica articuló su escultura móvil Tlalollin (“movimiento de tierra” en náhuatl) con la cual recorrió zonas representativas de la urbe chilanga que han experimentado transformaciones importantes en su perfil urbano durante las últimas tres décadas y han tenido en los sismos acontecidos a los grandes motores de su cambio. En 01:28:16. Materia de fe Gallo recupera una oración católica utilizada cual medida para registrar la duración de un sismo en el periodo novohispano. Es el caso del Credo, cuya repetición se vuelve unidad de medida en el tiempo y ahora se reproduce desprovista de cualquier ánimo devocional.

La tercera obra producida durante su residencia en la Ciudad de México es Nadir, la cual parte del cálculo de la antípoda del epicentro del sismo acontecido el 19 de septiembre del 2017. Con este dato el artista localizó la constelación visible desde ese punto y lo reprodujo en una escultura, la cual registra de modo indirecto las variaciones del movimiento a partir del polvo que deja caer.

La búsqueda del nadir hace eco de la cosmovisión mexica, en la cual se creía los astros caminaban debajo de la tierra durante la noche, por el inframundo, hasta salir de la tierra al siguiente amanecer. Dicho transito provocaría los sismos si se considera que ciertos planetas estaban directamente relacionados con divinidades importantes del panteón de esa cultura: Venus se relacionaba con Quetzalcóatl, el Sol con Huitzilopochtli, etcétera.

A partir de un proceso de investigación en campo, el artista documentó y recuperó representaciones sobre temblores en este país correspondientes a las épocas precolombina, colonial y contemporánea, proponiendo luego gestos instalados en el espacio que se preguntan por la manera como se actualiza o transforma la potencia de ciertos materiales y prácticas ante ese tipo de movimiento que constituyen los terremotos.


[1] Frase tomada del poema “Terremoto”, de Emiliano Álvarez.





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